El Mito de la Productividad: ¿Por Qué Europa se Está Quedando Atrás?
Europa se enfrenta a una crisis silenciosa: el estancamiento de la productividad. Los informes, como el reciente de McKinsey, nos dicen que la solución mágica es 'reconfigurar las operaciones'. Suena bien, es tranquilizador, pero es una verdad a medias. La palabra clave aquí no es 'operaciones', sino 'poder'. La verdadera batalla por la productividad no se libra en las líneas de ensamblaje, sino en las salas de juntas, donde se decide quién invierte y quién recorta.
El diagnóstico superficial señala la falta de digitalización o la burocracia. Pero la realidad es más cruda. Mientras las empresas se centran en métricas de eficiencia a corto plazo, la inversión estructural, la formación avanzada y la innovación disruptiva se estancan. Estamos atrapados en un ciclo de optimización incremental, no de crecimiento exponencial. La obsesión por la eficiencia operativa, promovida por consultoras, a menudo se traduce en despidos disfrazados de 'reestructuración' y en la subcontratación de la innovación.
La Verdad Incómoda: ¿Quién Gana Realmente con la 'Reconfiguración'?
Cuando McKinsey habla de 'rewire your operations' (reconfigurar sus operaciones), hablemos claro: ¿quién está en posición de hacer esta costosa reconfiguración? No son las PYMES, que constituyen la columna vertebral de la economía continental. Son las grandes corporaciones multinacionales, aquellas con capital suficiente para absorber el coste inicial de la automatización y la IA. Ellas serán las primeras en ver retornos, consolidando su dominio.
El gran perdedor es el trabajador medio y la pequeña empresa. La reconfiguración, sin una intervención estatal masiva en formación y subsidios a la adopción tecnológica para todos, solo amplía la brecha. Veremos una Europa de gigantes tecnológicos súper eficientes y una vasta periferia de negocios anclados en la ineficiencia, incapaces de competir. Esto no es un aumento de la productividad general; es una concentración de la misma.
Analistas económicos serios, como los que publican en el Financial Times, han señalado que la inversión en I+D en Europa sigue rezagada frente a EE. UU. y China. No se trata solo de cómo hacemos las cosas, sino de *qué* estamos decidiendo hacer. La falta de una visión industrial audaz y paneuropea nos condena a ser meros consumidores de tecnología desarrollada en Silicon Valley o Shenzhen.
Predicción Audaz: El Invierno de la Innovación
Mi predicción es sombría si no se cambia el enfoque. En los próximos cinco años, veremos una 'brecha de productividad de dos velocidades'. Las empresas que logren implementar la IA y la robótica verán un aumento de rendimiento del 30-40%, mientras que el resto de la economía se estancará. Esto provocará una ola de consolidación empresarial y un aumento de la desigualdad laboral, ya que los empleos de 'cuello blanco' que gestionaban procesos ineficientes serán los primeros en ser automatizados.
La única forma de evitar este escenario es forzar la mano. Los gobiernos europeos deben dejar de esperar que el mercado 'se arregle solo'. Necesitamos un 'Plan Marshall' digital, subsidiando agresivamente la adopción de nuevas tecnologías en las PYMES, no solo aconsejando a las grandes. De lo contrario, la 'productividad' será el nuevo eufemismo para la obsolescencia económica.
La situación requiere un análisis más profundo, más allá de los manuales de gestión. Para entender el contexto histórico de la baja inversión, podemos revisar la teoría económica sobre ciclos de innovación en fuentes como Brookings Institution. La clave es la valentía política, no la consultoría de gestión.
Imágenes del Cambio
La reconfiguración no es opcional, pero su dirección es política. ¿Servirá para crear riqueza distribuida o solo para consolidar el poder existente? Esa es la verdadera pregunta que Europa debe responder hoy.