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El Superávit de $1 Billón de China: La Bomba de Tiempo que el FMI No Se Atreve a Nombrar

By Cristina Gutierrez • December 10, 2025

El Espejismo del Superávit: ¿Victoria China o Desequilibrio Global?

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha alzado la voz, instando a Pekín a corregir sus desequilibrios económicos. ¿La razón? Un superávit comercial que roza el astronómico billón de dólares. A primera vista, esto parece una señal de la inquebrantable fortaleza de la manufactura china. Pero aquí está la verdad incómoda que el FMI solo susurra: este no es un signo de salud, sino la manifestación más clara de una enfermedad sistémica que amenaza la estabilidad del comercio mundial. La palabra clave aquí no es 'superávit', sino 'dependencia'.

La narrativa oficial es simple: China exporta más de lo que importa, impulsando su crecimiento. Sin embargo, el análisis profundo revela que este colchón de $1 billón es el resultado directo de una demanda interna crónicamente débil y una inversión excesiva en sectores de baja rentabilidad, financiados por un sistema bancario estatal. Mientras el FMI pide a China que gaste más internamente (aumentando el consumo), la realidad es que el ciudadano chino promedio sigue anclado a una cultura de ahorro forzoso, temeroso de un futuro incierto sin una red de seguridad social robusta. Este es el nudo gordiano que ninguna política monetaria puede desatar fácilmente.

El Verdadero Juego de Poder: ¿Quién Gana Realmente con el Desequilibrio?

La gran ironía es quién se beneficia de este desequilibrio. No es solo China acumulando reservas de divisas. Los beneficiarios inmediatos son las corporaciones multinacionales occidentales que dependen de la producción barata china, y los consumidores globales que disfrutan de precios bajos. Pero el coste real recae en la inflación estructural en Occidente y el estancamiento del poder adquisitivo de las clases medias en países dependientes de la exportación de materias primas a China. Si China frena su máquina exportadora para reequilibrar su economía, el shock deflacionario inicial podría ser más doloroso que el actual desequilibrio.

Aquí es donde debemos ser contrarios: la presión del FMI no busca un comercio justo; busca mitigar la inestabilidad política generada por el proteccionismo en Estados Unidos y Europa. Es una petición de gestión de crisis, no de reforma estructural profunda. El gobierno chino entiende que reducir el superávit significaría despidos masivos en sus zonas industriales, un riesgo político que Xi Jinping no está dispuesto a correr ahora mismo. Por lo tanto, la respuesta probable no será la liberalización del consumo, sino la aceleración de las inversiones en tecnología y defensa para mantener el empleo y la autosuficiencia, incluso si eso exacerba las tensiones comerciales.

Predicción Audaz: El 'Desacoplamiento' es la Única Salida Real

¿Qué sucederá a continuación? Olvídense de un ajuste suave. La fricción entre el superávit persistente y las economías avanzadas solo aumentará. Mi predicción es que veremos un 'Desacoplamiento Estratégico' en lugar de un 'Desacoplamiento Total'. China no renunciará a su capacidad exportadora, sino que redirigirá agresivamente sus ventas hacia el Sur Global (países BRI) y mercados emergentes, utilizando su superávit para financiar infraestructuras y asegurar materias primas. Esto creará dos bloques económicos distintos: uno centrado en el consumo interno y la descarbonización (Occidente) y otro centrado en la producción industrial y la expansión de infraestructura (China y sus aliados). El FMI puede seguir pidiendo ajustes estructurales, pero la geopolítica dictará el resultado.

La persistencia de este déficit comercial es una bomba de tiempo que no se resolverá con meras recomendaciones; requiere un cambio de paradigma en la gobernanza económica china. Hasta que eso ocurra, el mundo seguirá bailando al ritmo de las fábricas de Shenzhen.